Todo fan de Metallica sabe que a comienzos del nuevo siglo fue el período más crítico en su historia. Ni la triste muerte de Cliff Burton 15 años antes no puso en peligro el futuro de la banda tanto como la salida de Jason NewstedMetallica había escalado a la cima del mundo del rock y el metal, pero Newsted se encontraba sumido en una crisis creativa que desarrollaba en su nueva banda EchoBrain, algo que no gustó a James Hatfield ni Lars Ulrich.

“Jason fue pasado por alto”, reconocía Lars Ulrich a la revista Classic Rock en 2003. “Y lo irónico es que el modelo de lo que hubiera sido el Metallica perfecto en la mente de Jason es el que existe ahora. Eso es un poco irónico. También es un poco triste, porque Jason es un buen tipo y se esforzó mucho en la banda durante muchos años, y en retrospectiva, nunca fue aceptado en la banda. Después, cuando trató de ir a otra parte para satisfacer sus necesidades creativas, nos dijo (bueno, nos ladró) que no podía”.

El cantante James Hetfield siempre imaginó el legado de Metallica como el de una unidad que no se diluiría con bandas solistas o proyectos paralelos. Por su parte, Ulrich recordó aquel momento como una visión al “estilo mafioso” que finalmente sofocó a la banda. Como Newsted nunca obtuvo su merecido reconocimiento en Metallica y debido a que nunca fue considerado como igual a nivela creativo por sus compañeros de banda, buscó otro camino para satisfacer sus inquietudes artísticas.

“Para mí es sorprendente que durara 14 años, que Jason aguantara tanto tiempo”, confesaba Ulrich.

Como señala Ulrich en dicha entrevista para Classic Rock y en el documental ‘Some Kind Of Monster’ de 2004, la desilusión de Newsted y su eventual salida sacaron a la luz muchos problemas a nivel personal en Metallica. Hetfield admitió alguna que otra vez que las sesiones iniciales de composición sin Newsted fueron insatisfactorias y que “la música no fue todo lo buena que podría haber sido”. Un tiempo después de la salida de Newsted, Metallica superó su crisis con mucho esfuerzo con la entrada de Robert Trujillo como bajista y la publicación de un polémico ‘St. Anger’.