[Live Review] Fatal Prediction Fest: “El metal jamás! Morirá!”
Domingo 10 de noviembre teatro Cariola
La desesperanza que reinó en muchos cuando vimos cómo se derrumbó pesadamente uno de nuestros sueños más personales (y multitudinarios al mismo tiempo) cuando se confirmó la cancelación del festival Cl.Rock fue algo difícil de sobrellevar. Aquel soñado epicentro de uno de los eventos más contundentes de metal, a nivel mundial, nos sacudió; personalmente sentí desazón, tristeza y una pérdida de esperanza que me acompañó durante varios días. Fue la peor noticia del 2024. La información que circuló los días previos y posteriores a la cancelación explicaba las razones y nos hizo abrazar aquel gesto de pasión y amor por el metal de la productora Spider, su esfuerzo y trabajo constante no fueron suficientes (conozco desde cerca su fascinación por lo extremo) pero, en la misma senda y con la misma esencia, otros se encargaron de sostener el sueño, desde cada una de sus posibilidades y miradas, para que así la esperanza se elevara sublime y, una vez más, Santiago sea el núcleo de los sonidos extremos. Una suerte de división de escenarios y de días dejó espacio para la elección personal de qué es aquello que te sacude, con cuáles sonidos te identificas y hacia dónde te diriges. Yo me muevo hacia el teatro Cariola y determino que el Fatal Prediction Fest es mi escenario. El cartel de bandas es brutal y tentador: Ne Obliviscaris, Enslaved, Unleashed, Asphyx, Watain y los locales We Are The Monster hacían vislumbrar una jornada extensa, movida y repleta de fanatismo y demencia.
Con puntualidad se dio inicio al festival con la presentación de los nacionales We Are The Monster, un sexteto que practica un desenfadado y potente metal con tintes death y alternativo, muy cercano a lo que practican bandas de metalcore. Su propuesta es perfecta, con desplante y fuerza, firmes en las ejecuciones y con suma calidad en la puesta en escena. Muy cercanos al público, deudores de una historia musical moderna y que evoluciona rápidamente (no me extrañaría verlo tocando algo más extremo en el corto plazo) dominan una fiereza que plasmaron en los poco más de treinta minutos que duró su show. Su setlist fue acotado, pues a la fecha disponen solo de un puñado de composiciones, algo que espero cambie rápidamente. Abrieron con ‘Burn in the End’, una muestra de la identidad de la banda; siguieron con ‘One Last Song’, en la misma sintonía que el anterior; ‘My Nightmare’,‘Fearless’ y ‘Fire’ cerraron la presentación, dejando una sensación de gozo y fascinación, abrieron los fuegos, con ferocidad, para un día soñado. Muy buen show.
A continuación, fue el turno de uno de los destacados de la tarde, Watain, un nombre propio en la escena global del black metal blasfemo y anticristiano, quienes, con más de veinte años de carrera musical, arrasaron con una presentación sin fisuras, demoledora, oscura y perversa. Su show fue una selección de lo mejor de su sublime producción musical, black metal despiadado y sombrío. El quinteto (en estudio son un trío, pero en los shows en vivo suman dos integrantes) es un eje del black metal de finales de los 90, con un show repleto de imágenes referenciales de una mirada de la música que se empodera de los escenarios donde se presentan, fuego y sangre fueron la tónica de un show perfecto, así como las pinturas faciales, la actitud demoníaca con que dominan el escenario, algo que se ha solidificado con los años de carrera musical, fuimos testigos de lo mejor de Watain. Un vocalista carismático y una banda sólida, con un setlist repleto de clásicos, los suecos son una agrupación perfecta, contundentes en la puesta en escena, con una batería dominante y veloz, las cuerdas tienen presencia y son el acompañamiento indicado, mientras que la voz embellece (oscuramente) la perfecta armonía sobre el escenario. El setlist elegido evidenció el arraigo de la banda con los fanáticos y acorde a la relevancia que encarnan: ‘Ecstasies in Night Infinite’, ‘Hymn to Qayin’, ‘Legions of the Black Light’, ‘Devil' s Blood’, ‘Black Flames March’, ‘The Howling’, ‘Serimosa’, ‘Total Funeral’ y ‘Malfeitor’ fueron los cortes que devastaron la tarde (y era recién la segunda banda) y pusieron fin a una ceremonia difícil de olvidar. Una vez más, Watain es un clásico que no falla.
La tercera agrupación en subir al escenario fue Asphyx, uno de los shows más esperados por los asistentes (indicar que el teatro Cariola a esta hora lucía un repleto casi total) pues el cuarteto de Países Bajos es un punto de inflexión en la escena del death metal con tintes doom, algo que plasmaron con virulencia y seguridad. La totalidad de los asistentes sucumbieron frente a la fuerza y carisma de la banda, pasajes rápidos de death metal son acompañados por intervalos más lentos creando un sonido demoledor, es la mezcla perfecta entre death y doom metal, un clásico de Europa. Es una amalgama de marcada diferencia, donde, personalmente, veo más death que doom, resultando lo mejor de ambos estilos. Death metal de vieja escuela, y con una puesta en escena destacada y maciza donde presentaron lo mejor en la carrera de la banda. Con carisma, simpatía y valoración por el público, la espera valió la pena. El setlist elegido para musicar el encuentro fue el siguiente: ‘The Quest of Absurdity’, ‘Vermin’, ‘Botox Implosion’, ‘Molten Black Earth’, ‘Death the Brutal Way’, ‘Forgotten War’, ‘Deathhammer’, ‘Knights Templar Stand’, ‘Scorbutics’, ‘Wasteland of Terror’, ‘The Nameless Elite’, ‘Forerunners of the Apocalypse’, ‘The Rack’ y ‘Last One on Earth’ cerró el show. Contundencia y una historia familiar, el ambiente en el teatro al cierre de Asphyx era de absoluta demencia.
Ya avanzada la tarde, el turno de subir al escenario fue de los australianos Ne Obliviscaris, un sexteto técnico y brutal que ejecuta un death metal progresivo moderno y de avanzada. Con un juego vocal entre dos vocalistas, uno gutural y otro limpio, los que interactúan magistralmente con el bloque sonoro: dos guitarras, bajista, batería y violín. Es una banda joven, y que con solamente cuatro Lp han construido una base consistente para una presente feroz y un futuro esperanzador. El violín (el que es ejecutado por el cantante de la voz limpia) se vuelve una suerte de intermedio en cada composición, aunque a veces les disputa el protagonismo a las guitarras, es un acompañamiento poco usual para este tipo de sonidos, aunque la mezcla resulta y es efectiva. Todo en la banda es dimensionado y establecido previamente, las voces, los sonidos, la aceleración o la lentitud, el deambular brutal o el movimiento más apaciguado, rasgos que dan carácter y los establecen como un acto de nivel. Su show es contundente, simbiosis firme y rigurosa entre la brutalidad y lo técnico, una buena dosis de death metal progresivo. El setlist consistió de los siguientes cortes: ‘Intra Venus’, ‘Equus’, ‘Misericorde I – As the Flesh Falls’, ‘Devour Me, Colossus (Part I): Blackholes’ y ‘And Plague Flowers the Kaleidoscope’; corto en número de canciones, pero extenso en minutaje. Los seguidores de la banda quedaron completamente satisfechos por la amabilidad de la banda y por el show.
Luego fue el turno de un gusto personal de la vida, Enslaved; uno de los bastiones de la escena black metal nórdica de comienzos de los 90 volvía a presentarse en territorio nacional. El quinteto, un clásico mundial del metal extremo con tintes vikingos, ha evolucionado con el paso de su discografía en una propuesta más progresiva, pero sin dejar de lado la brutalidad del más refinado y arcaico black metal. La banda es un complemento perfecto, Ivar Bjørnson y Grutle Kjellson encarnan la tradición y la historia de la banda, hoy acompañados por Arve Isdal en guitarra, alguien a la fecha fijo en el lineup, Håkon Vinje en teclados e Iver Sandøy en batería, quienes cumplen a cabalidad con lo que uno podría esperar de un referente musical al nivel en que se posicionan los noruegos. El inconfundible tono del bajista, el aura que rodea a la banda, las bases construidas con sintetizador, los coros del baterista y la simpleza y amabilidad de los artistas, todo confluye para que sea un show mágico. Es una muestra de esencia progresiva, pero con una base de crudeza y frío black metal, Enslaved es una entidad musical evolucionada. El setlist elegido fue: ‘Kingdom’, ‘Homebound’, ‘Forest Dweller’, ‘Vetrarnótt’, ‘The Dead Stare’, ‘Havenless’, para cerrar con ‘Isa’.Inolvidable.
Por último, la guinda de un día extenuante. Otro clásico mundial, pero ahora de la escena death metal, el portento sueco Unleashed. El cuarteto es una de las agrupaciones que destacada en los inicios de la escena sueca de death metal, y, actualmente, con una carrera de poco más de treinta años, mantienen en lo alto la misma fiereza, contundencia y bestialidad. El teatro Cariola fue sacudido con crudeza durante la presentación, no hubo descanso, fue clásico tras clásico en un show que elevó aún más el nombre de la banda. El setlist elegido fue: ‘ To Asgaard We Fly’, ‘Lead Us Into War’, ‘The Longships Are Coming’, ‘No Sign of Life’, ‘Midvinterblot’, ‘Hammer Battalion’, ‘The King Lost His Crown’, ‘The Hunt for White Christ’, ‘I Have Sworn Allegiance’, ‘Into Glory Ride’, ‘Death Metal Victory’ y ‘Before the Creation of Time’. El día fue agotador, repleto de momentos altos y de luces destellantes, una jornada única de brutalidad. La sensación de lamento de las semanas anteriores fue, en parte, eliminada por el profundo esfuerzo de Chargola Prod., todo tiene arreglo. Gracias por la gestión y por abrazar el metal con tanta pasión.
Fanáticos nacionales y extranjeros
Review por: Felipe Reyes
Fotografías gentileza de: Rubén Gárate (@brutal_pebre_ en Instagram)