[Live Review] “The Pineapple Thief en Chile: una noche de sueños cumplidos y perfección sonora en el Teatro Caupolicán”
Sábado 26 de abril 2025
La noche que vivimos junto a The Pineapple Thief será, sin lugar a dudas, una de esas experiencias que quedarán grabadas para siempre en nuestra memoria. Después de dos décadas de espera, los sueños de los fans chilenos finalmente se hicieron realidad. La legendaria banda inglesa, liderada por el carismático Bruce Soord, pisó por primera vez suelo chileno, en una cita que quedará marcada como un verdadero hito en la historia del rock progresivo en nuestro país.
Pero lo de anoche no se trató solo de música. Fue un acto de comunión entre la banda y su público, una ceremonia de emociones en la que cada acorde, cada letra, cada mirada, se transformó en un lenguaje compartido. Fue la materialización de años de anhelos, de escuchar sus discos una y otra vez esperando el momento en que esos sonidos viajados desde el Reino Unido por fin resonaron en vivo entre los muros del histórico Teatro Caupolicán, un verdadero santuario de la música en Santiago.
El Comienzo: Nuvian, el Orgullo Local
La jornada inició puntualmente a las 20:00 hrs con Nuvian, un dúo chileno de bajistas que sorprendió gratamente a todos los asistentes. Con su propuesta instrumental fresca e innovadora, lograron crear una atmósfera densa y envolvente que capturó la atención del público desde el primer momento. Su música, llena de texturas y paisajes sonoros que invitaban a la introspección, se sintió como el prólogo perfecto para la noche. A pesar de ser relativamente nuevos para muchos de los presentes, dejaron en claro que son una promesa sólida dentro de la escena progresiva local, y su actuación fue recibida con respeto y entusiasmo.
El Momento Soñado: The Pineapple Thief en Escena
A las 21:00 hrs en punto, tras un anuncio pregrabado que pedía desconectarnos de los teléfonos y sumergirnos plenamente en la experiencia, las luces del Caupolicán se apagaron y el rugido del público fue inmediato y ensordecedor. En un instante, la espera de veinte años se disolvió en una ola de emoción que llenó cada rincón del teatro.
La banda apareció entre sombras y luces suaves, con el arte de su último disco, It Leads to This, como telón de fondo, y comenzó su set con “The Frost”. Bastaron los primeros acordes para que el aire se electrificara. Cada canción era un viaje: una mezcla de melancolía, esperanza, fragilidad y poder. El sonido fue simplemente impecable, con una calidad que hacía justicia a la minuciosidad de sus grabaciones de estudio.
La conexión entre los músicos era palpable. Las guitarras de Soord se entrelazaban con la profundidad de los bajos y la sutileza de los
teclados, mientras Gavin Harrison desplegaba su maestría de manera tan precisa como emocional. Cada cambio de ritmo, cada crescendo, era una montaña rusa de sensaciones.
Bruce Soord, con su inconfundible voz y su guitarra que parecía latir al ritmo de nuestros propios sentimientos, lideró la noche con una mezcla de humildad, talento y una calidez que traspasaba el escenario. Pero no podemos dejar de mencionar a quien muchos esperaban con ansias reverentes: Gavin Harrison. El virtuoso baterista, conocido por su trabajo en Porcupine Tree y King Crimson, elevó el nivel del espectáculo a alturas sublimes. Cada golpe suyo no solo marcaba el ritmo, sino que contaba una historia, que en su complejidad técnica no perdía nunca la emotividad.
Uno de los instantes más celebrados fue, sin duda, la interpretación de “In Exile”, de su álbum Your Wilderness (2016). Esta canción, que encapsula la esencia melódica y progresiva de la banda, fue recibida como un himno. La emotividad de su letra, la tensión creciente de su instrumentación y la entrega del público crearon uno de los momentos más intensos de la noche.
La banda, con un setlist cuidadosamente seleccionado, revisitó lo mejor de sus últimos trabajos y los anteriores, combinando magistralmente temas de “It Leads to This” y “Versions of the Truth”. Cada interpretación fue una muestra del virtuosismo que los caracteriza, deleitando al público con una ejecución impecable y una profundidad emocional que sólo The Pineapple Thief sabe transmitir.
La interacción entre banda y público fue constante y genuina. En un momento espontáneo, los asistentes comenzaron a corear el nombre de Gavin Harrison. Bruce, con una sonrisa sincera, no dudó en hacer una pausa y presentar a su compañero: “Este es Gavin Harrison”, dijo, mientras la ovación estremecía las paredes del teatro. Fue un instante breve pero cargado de una emoción real, de esas que no se ensayan.
Uno de los grandes aciertos de la noche fue el set acústico, que brindó una intimidad inesperada. Canciones como “Threatening War”, “Barely Breathing” y “Snowdrops” se sintieron casi como confesiones susurradas en un círculo de amigos. La calidez del momento fue aún mayor cuando Gavin, de manera espontánea, interactuó con el mástil de la guitarra de Bruce, ajustando y modulando el ritmo en un gesto de camaradería musical que hizo sonreír tanto a la banda como al público. Fue uno de esos detalles pequeños que marcan la diferencia y que reflejan el nivel de complicidad y talento que hay entre ellos.
Después de casi dos horas de entrega total, la banda aún tenía energía para regalarnos momentos memorables. Temas como “Fend for Yourself”, “Alone at Sea” y, por supuesto, el esperado cierre con “The Final Thing on My Mind” llevaron la emoción a su punto más alto. La última canción, coreada a todo pulmón por cada alma presente, selló la noche con un sentimiento de comunión indescriptible.
Era como si todos fuéramos parte de un mismo latido, resonando junto a cada nota.
Al final de la jornada, no solo habíamos presenciado un concierto. Vivimos una experiencia profundamente humana: la conexión de una banda que durante años nos acompañó a través de sus discos, y que esa noche finalmente nos abrazó en vivo. Fue un acto de amor, de gratitud y de celebración mutua.
Con una trayectoria marcada por una sensibilidad única dentro del rock progresivo contemporáneo, el quinteto no ofreció un simple concierto: entregó el alma. Su actuación, cargada de pasión, matices y momentos de profunda intensidad emocional, tocó los corazones de todos los presentes.
La primera visita de The Pineapple Thief a Chile no solo cumplió nuestras expectativas: las superó y se transformó en un recuerdo imborrable. Una noche mágica que, estoy seguro, todos los que estuvimos ahí llevaremos en el corazón por siempre.
Setlist Nuvian
Orquidea
Rio Arriba
Hormiga
Arbol
Sombras
Setlist The Pineapple Thief
The Frost
In Exhile
Demons
Put It Right
Our Mire
Versions Of The Truth
Every Trace Of Us
White Mist
All Thats Left
Now Its Yours
Threatening War (acoustic)
Barely Breathing (acoustic)
Snowdrops (acoustic)
Rubicon
To Forget
It Leads To This
Give It Back
Fend For Yourself
Alone At Sea
Final Thing On My Mind
Review por: Luis Jara