[Live Review] Marty Friedman en Santiago, El samurai de las seis cuerdas esta de vuelta
Viernes 13 de Junio 2025 Teatro Cariola
Llega a Chile una de las visitas ilustres programadas para este 2025. Alguien que no necesita mucha presentación y que, con solo nombrar su currículum, se nos cae encima… Marty Friedman, uno de los grandes guitarristas del rock y el metal en el mundo (sí, en el mundo) con una trayectoria inmensa. Ex-MEGADETH, estuvo en la época dorada junto a Mustaine (quien incluso aún lamenta su partida), miembro alguna vez del G3, y tocó espalda con espalda con el maestro Jason Becker en CACOPHONY. O sea, nivel hay, y mucho.
En el marco de su nueva gira mundial, mostrando su último trabajo titulado Drama (2024), es la cuarta vez que viene al país como solista (antes lo había hecho con MEGADETH). Se presenta este viernes 14 de junio en el mítico Teatro Cariola, que últimamente se ha transformado en el epicentro del rock y el metal en la capital, alojando solo pesos pesados. Y era que no: Mr. Friedman no es la excepción.
El show fue secundado por dos tremendos exponentes de las seis cuerdas en Chile: HIDALGO, liderada por el gran Gabriel Hidalgo, con una trayectoria impresionante, y Claudio Cordero, con su proyecto PLASMA, otro gran exponente de la guitarra. Una velada solo para los amantes de la música tocada a la perfección y para guitarristas que tienen la oportunidad de ver a sus héroes.
Cuando son las 20:45 horas (con un atraso debido al Meet & Greet de Marty Friedman que se alargó), salta a la cancha HIDALGO. Liderada por Gabriel Hidalgo, uno de los grandes de las seis cuerdas en Chile, mostró un resumen de su carrera. Lamentablemente, el retraso mermó un poco el tiempo de su presentación, no así su exquisita técnica: la ejecución de su guitarra nos invitaba a deleitarnos con tremendas piezas musicales interpretadas de la mejor forma. En compañía de grandes músicos como Angie Bernini en guitarra, Braulio Aspé en bajo y Pablo Stagnaro en batería (ambos músicos de CRISÁLIDA), mostraron temas como Infragilis (que daba nombre a su primera placa del 2007), Sempuray, Garuda, Lancuyen y cerraron con Vernishna. Una presentación a la altura de las circunstancias, sin duda.
Ya cerca de las 21:30 horas era el turno de otra de las grandes cartas musicales en Chile: Claudio Cordero (ex Matraz) y su banda PLASMA aparecen en el escenario del Teatro Cariola para mostrar todo su rock y metal con tintes progresivos, entusiasmando al público que comenzaba a repletar el recinto de calle San Diego. Claudio Cordero, sin duda, es un crack en las seis cuerdas. No por nada fue nominado a los Premios Pulsar 2025 en la categoría de Mejor Instrumentista del Año, y eso se vio reflejado en su presentación: sonidos que te mueven, una guitarra expresiva y virtuosa que nos hace viajar, literalmente. Acompañado por su banda, nos mostró un resumen de sus dos larga duración, con temas como: Cas Na Pivo, Outatime, Letting Go, 7 Días, Retrospectivas, Psychoswing y cerrando magistralmente con Viaje Astral. Una presentación sólida y con una pulcritud en la ejecución impresionante. Para los amantes de las seis cuerdas, sin duda, una noche con magia, técnica y, por supuesto, rock progresivo de primer nivel.
A eso de las 22:30 aparece en escena nuestro héroe de la guitarra: el gran Marty Friedman. Un tipo al que no le pasan los años. Junto a él, una tremenda banda conformada por el carismático e histriónico baterista Chargeeeeee, en el bajo la increíble Wakazaemon (tremenda instrumentista), y en guitarra, otro gran músico: Naoki Morioka.
Todos provenientes de Japón. Marty se encuentra radicado en el barrio de Shinjuku, en Tokio, capital de la isla. Friedman lleva ya varios años viviendo por esos lares (la vieja confiable), participando en clínicas e incluso en la televisión local.
El show comienza con Deep End, de su último trabajo Drama (2024), para luego continuar con Angel, mostrando rápidamente su insuperable calidad. Si bien su show se basa en temas instrumentales, su depurada técnica hace literalmente cantar a la guitarra. Estábamos frente a un superdotado de las seis cuerdas. Pero a diferencia de muchos de su estilo (y esto lo digo a modo personal), la mayoría de los músicos de la calidad de Friedman tienen un ego que los supera, lo que los convierte en tipos muy apáticos, o más bien antipáticos… en buen chileno: verdaderos tanques a pedales. Sin embargo, Marty es todo lo contrario. Bromeó con el público, musicalizó incluso nuestro más conocido insulto (el CTM) en complicidad con su banda, regaló uñetas por doquier, y siempre tuvo un gesto hacia el público o hacia los celulares que querian registrarlo todo, además, tuvo una reunión con sus fans al principio del show. Un grande, sin duda.
Ya continuando con el concierto, le seguían los temas: Monophony, Hyper Doom, Amagigoe, una distinta versión del clásico de MEGADETH Tornado of Souls, pero a la manera Friedman, Kaze ga Fuiteiru, Tearful Confession. La visión de Marty Friedman al mezclar y matizar sonidos provenientes de la cultura japonesa con su guitarra hacen de estas composiciones verdaderas obras maestras.
En la última etapa del show, seguía el bombardeo (está de moda esa palabra hoy en día) con temas como Illumination, Devil Take Tomorrow, Elixir, Tsume Tsume Tsume, Dragon Mistress, Kaeritakunattayo, y el gran final con For a Friend.
El show de Marty Friedman se convirtió, literalmente, en una fiesta. Los asistentes, divididos entre amantes de las seis cuerdas, fans de MEGADETH y guitarristas (varios andaban con su instrumento a cuestas), lograron unirse como una gran familia que venía a visitar a un viejo amigo que llegó a mostrar cómo, en manos autorizadas, un instrumento de seis cuerdas puede hacerte soñar. Una bella y entretenida jornada que difícilmente muchos puedan olvidar. Cabe destacar también que a nuestro héroe los años no se le han venido encima. Es más: cual Dorian Gray, se ve muy bien físicamente, y eso da esperanzas de tener a Marty Friedman por mucho tiempo más.
Hay conciertos que entretienen y otros que marcan. Lo de Marty Friedman en el Cariola fue lo segundo: una noche cargada de técnica, emoción y cercanía brutal con el público. No todos los días se ve a una leyenda del metal compartir con tanta honestidad su música y su esencia. Los que estuvimos ahí sabemos que fuimos parte de algo especial… y que cuando la guitarra habla, no hacen falta palabras.
Por Octavio Ramos