Once años sin Dimebag Darrell

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Era el tipo menos indicado para que le sucediese algo como esto. Era un espíritu dulce, uno de los pocos tipos al que no le importa el negocio sino simplemente ser un músico. (Nikki Sixx, bajista de Mötley Crüe)

El 8 de diciembre del año 2004, en la sala de conciertos Alrosa Villa de la ciudad de Columbus, un individuo de cuyo nombre no queremos acordarnos subió al escenario armado con una pistola y desató el caos cuando la banda Damageplan estaba interpretando la primera canción de su concierto. El objetivo del intruso estaba decidido de antemano: Darrell Abbott, más conocido como «Dimebag» Darrell, considerado universalmente uno de los mayores héroes del heavy metal. El pistolero atravesó el escenario como una exhalación y descerrajó cinco tiros en la cabeza de Darrell, que no sobrevivió al ataque. Tampoco sobrevivieron Jeff Thompson, jefe de seguridad de la gira, ni Erin Halk, un empleado de la sala: ambos trataron en vano de detener al asesino, quien antes los detuvo a ellos a balazos. Idéntica suerte corrió Nathan Bray, un espectador que subió al escenario para ofrecer auxilio médico al guitarrista y que recibió otro disparo mortal cuando estaba practicándole un intento de reanimación cardiopulmonar. Siete personas más fueron heridas por disparos sin que nadie pareciera capaz de parar la sangría, hasta que un agente de policía mató al asesino justo en el momento en que éste estaba apuntando a la cabeza a otro de los miembros del equipo técnico.

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La noticia nos dejó helados a muchos. Es cierto que todos los días se producen muertes trágicas en muchas partes del mundo, pero en el momento de morir Dimebag Darrell —que tenía treinta y ocho años de edad— llevaba bastante tiempo establecido como uno de los mejores guitarristas rockeros de su generación; de hecho no poca gente lo situaba en el número uno de los solistas de heavy metal del momento y básicamente podíamos considerarlo ya como un icono cultural en vida. Es decir: quizá para el gran público resultaba menos familiar que una Amy Winehouse por ejemplo, pero dentro del mundillo metalero Darrell era un auténtico peso pesado desde que su anterior banda, Pantera, había explotado comercial y artísticamente algunos años atrás. Para colmo, tétrica coincidencia, el suceso se producía justo en el día del aniversario del asesinato de John Lennon. Todo esto despertaba muchas preguntas, ¿quién podía querer asesinar a alguien como Dimebag Darrell, un músico que nunca le había hecho daño a nadie? Ni siquiera había tenido una personalidad polémica; por lo que se sabía de él, a Darrell solamente le interesaba tocar la guitarra y pasarlo bien con sus amigos, entre quienes había muchos grandes nombres del negocio musical que habían dado frecuente testimonio de su buen carácter. La suposición más extendida era la de que su asesino era un fan perturbado, y conforme fueron conociéndose detalles esta suposición resultó ser acertada: resultó que no era la primera vez que el asesino irrumpía en un concierto de Damageplan con la intención de agredir a Dimebag. En otra ocasión ya lo había hecho, aunque desprovisto de armas de fuego, y la seguridad había conseguido detenerlo aunque el tipo se arreglase para dañar parte del costoso equipo de sonido. La policía reveló que sufría de esquizofrenia paranoide y que efectivamente estaba obsesionado con Darrell porqu, en sus delirios, pensaba que la banda Pantera había estado leyéndole la mente. Curiosamente, el que la fecha del crimen resultase coincidente con el obituario de John Lennon fue pura casualidad, ya que el asesino desconocía completamente este hecho.

A la gente que no disfrute particularmente con el heavy metal puede resultar un tanto difícil de explicar quién era Dimebag Darrell y en qué residía su importancia. Los medios ya se han encargado de recordar una y otra vez a Amy Winehouse como decimos, pero Dimebag no ocupa tanto espacio informativo y menos en un país como España. Pero si usted no ha escuchado un disco metálico en su vida o si es incapaz de dejar que suene sin taparse los oídos, podemos explicárselo así: en el heavy metal, como en cualquier otro estilo de música, se necesita una considerable cantidad de técnica y talento para dominar un instrumento. Y como en cualquier otro estilo, instrumentistas los hay mejores que otros, o los hay que sencillamente están en mejor forma y más inspirados durante un período concreto. Pues bien: durante los años noventa, uno de los guitarristas que estaba más en forma y que hacía mayores demostraciones de técnica y talento era Dimebag Darrell. Tenía un estilo propio y original. El que un individuo le disparase en mitad de un concierto era el equivalente a que hubiesen asesinado a uno de los mejores pianistas clásicos del mundo durante un recital. Olvide las etiquetas: Dimebag Darrell era simple y llanamente un gran, gran músico.

Darrell llevaba muchos años en el negocio. A principios de los ochenta había formado el grupo Pantera junto a su hermano mayor Vinnie Paul Abbott, aunque la banda tardó más o menos una década en conseguir un sonido característico y el consiguiente éxito comercial. Los hermanos Abbott, oriundos de Texas, habían nacido y crecido respirando música: su padre era un profesional del country, propietario de un estudio en el que ejercía como compositor y productor. Allí, sus dos inquietos retoños no dejaban de revolotear jugueteando con los instrumentos. Y curiosamente no fue la guitarra el primer instrumento en el que Darrell se fijó, sino la batería… sin embargo, su hermano Vinnie, dos años mayor, demostraba una mayor habilidad con las baquetas y eso le convenció de que debía buscarse otra cosa. Ahí sí, no tardó en decantarse por la guitarra y consiguió progresar rápidamente. Tanto, que siendo un quinceañero su rapidez y técnica llamaban considerablemente la atención en el estado. De hecho, tocaba tan bien en comparación con otros chavales de su edad que ganaba absolutamente todos los concursos regionales de guitarra en los que se presentaba, hasta el punto de que ¡terminaron prohibiéndole la inscripción!

Aunque a los hermanos Abbott les gustaba el country, la música en la que trabajaba su padre, se sintieron más atraídos por el rock duro, consecuencia lógica de la fogosidad adolescente. Es más: Darrell comía, bebía y respiraba mitología del rock duro y el heavy metal Su primera gran inspiración fue Ace Frehley,  guitarrista del grupo Kiss. Aunque Frehley no era exactamente un prodigio de técnica, formaba parte del núcleo de la fantasía rockera de millones de niños y adolescentes, y como muchos de ellos Darrell se apuntó en el club de fans oficial de Kiss, la Kiss Army, y jamás renegó de ese fanatismo hacia su adorado «Space Ace» y la banda neoyorquina. Es más: con el tiempo se tatuaría el rostro maquillado de Ace Frehley en la parte derecha del pecho y nunca dejaría de tener palabras de admiración hacia él («Ace es Dios»), citando solos como el de «Shock Me» entre sus favoritos. También solía reconocer a Eddie Van Halen como una gran influencia, particularmente el instrumental «Eruption» («Lo escuché por primera vez siendo un niño y no podía creer lo que Eddie Van Halen hacía con las cuerdas»). Otros guitarristas que le marcaron serían los de bandas como Deep Purple,Black SabbathAC/DCUFOJudas PrestDef LeppardMetallica Slayer. Como se ve, prácticamente todos ellos guitarristas de rock duro, aunque también guardaba un lugar especial para un paisano de Texas comoBilly Gibbons de ZZ Top.

Ese entusiasmo por el heavy metal le llevó a crear Pantera junto a su hermano, aunque durante los primeros años el grupo tejano no se parecía demasiado al grupo del mismo nombre que asaltó el trono del rock duro a principio de los noventa. Aquellos jovencísimos Pantera seguían los pasos de la llamada «Nueva Ola» del heavy metal británico y tenían incluso toques glam en su aspecto y en su música. Darrell todavía se hacía llamar «Diamond Darrell» en honor a David Lee Roth, vocalista de Van Halen. Aquí podemos ver a Darrell con diecinueve años y el pelo crepado en una voluminosa melena al mejor estilo glammy de los ochenta. Estos eran Pantera por entonces:

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Aquellos Pantera no estaban destinados a llegar demasiado lejos. El propio Dimebag tenía buena técnica pero básicamente se limitaba a imitar a guitarristas más famosos sin aportar nada relevante de cosecha propia. En conjunto no tocaban mal, desde luego, pero estaban sujetos a unos estereotipos heavy que hacia finales de los ochenta estaban quedando comercialmente desfasados. Grupos como Metallica, Slayer o Anthrax estaban definiendo un nuevo sonido, más oscuro y agresivo, menos melódico. Pantera se sintieron atraídos por este nuevo sonido y aquello  supuso el inicio de su transformación en una banda realmente grande. Con un nuevo cantante en sus filas, Phil Anselmo, comenzaron a evolucionar tratando de acercarse a ese sonido. Primero con un disco cuyo título todavía sonaba a cliché (Power metal, de 1988) en el que coleaban retazos de su antiguo estilo. Pero después con Cowboys from hell, de 1990, donde imitaban ya sin demasiado disimulo a Metallica y demás. Todo lo que necesitaban era un álbum en el que no sonasen a un derivado de lo que hacían otros… y ese álbum llegaría en 1992, con el fabuloso título de Vulgar display of power y la bastante fea pero ilustrativa portada que representaba un puñetazo.

Muchos oyentes, la mayoría de hecho, descubrimos a Pantera con aquel disco. Yo ni siquiera estaba particularmente interesado en el metal extremo por entonces, pero Pantera hicieron clic en algún resorte en muchos que hasta entonces no se habían acercado por el estilo más allá de obviedades como los ya mundialmente famosos Metallica, Anthrax y demás nombres populares de los ochenta. ¿En qué habían cambiado Pantera? Menos velocidad, más cuidado por un ritmo con groove, incluso llegando a ser lentos y pesados cuando la ocasión lo requería. Riffs más simples, menos preocupación por hacer demostraciones técnicas y más preocupación por pegarle al oyente un puñetazo en la cara, como prometían en la portada. El disco ofrecía algo nuevo y rompió moldes. Aquel fue el primer momento en que a muchos nos interesó saber quién demonios era aquel guitarrista que sonaba tan único, tan diferente… un momento como por ejemplo el solo de guitarra de la canción «Walk», cuyo primer impacto aún recuerdo perfectamente. Darrell, que ya se hacía llamar Dimebag —por las bolsas donde suele venderse la marihuana— había alcanzado la madurez como guitarrista. Ya no se trataba de lanzar miles de notas por minuto a toda costa, o de imitar a Eddie Van Halen, sino de hacer que cada nota y cada fraseo tuviese importancia por sí mismo (el solo está en el minuto 3:00 de vídeo… incluso si no le gusta a usted el heavy metal, ¡debería apreciar a esta clase de instrumentistas!).

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O momentos como el solo de «No good» (2:50 del enlace, ¡impresionante!). Contra todo pronóstico, Pantera tomaron por asalto la vanguardia del metal mundial, incluso desplazando —no comercialmente, pero sí en cuanto a constituir la punta de lanza del estilo— a unos Metallica que acababan de reventar las listas de ventas de medio mundo, cosechando mil y un elogios con su disco de la portada negra. Pero por muy grandes que Metallica fuesen, la lógica generacional funciona en la música como en la vida y Pantera les hicieron parecer repentinamente «anticuados», porque los chicos de Texas no solamente tenían mayor pegada sino también una habilidad instrumental considerablemente superior. Como mínimo, podía decirse que Metallica no tenían un guitarrista tan bueno como Dimebag Darrell —¡ni de lejos!— y así Darrell estaba repentinamente en posición de colocarse como el gran guitar hero metálico del momento. Cosa que hizo sin demasiado esfuerzo. Es más, ahora que tenía un estilo propio uno podía reconocerlo fácilmente nada más escucharlo, por ejemplo en algunos solos de la discografía de Anthrax (Dimebag participó como invitado en cuatro de sus discos), banda que también estaba situada en la vanguardia del metal aunque el grueso del público metálico, por razones que probablemente jamás serán descifradas, decidió darles la espalda en cuanto evolucionaron.

No sucedía lo mismo con Pantera y el público empezó a rendirles pleitesía. Su siguiente disco era ansiado con tanta expectación que debutó directamente en el número uno de las listas, superando a muchos productos pop. Dimebag, cómo no, seguía destacando con solos enormemente expresivos en ese nuevo estilo que parecía resumir lo mejor de sus tempranas influencias pero de una manera mucho más personal que en su etapa anterior (2:30 de vídeo).

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Ahora que ya no imitaba tanto a Eddie Van Halen fue precisamente cuando la gente empezó a compararlo con su ídolo, porque Dimebag Darrell estaba siendo revolucionario en el heavy metal de una manera similar a como Eddie Van Halen lo había sido en el hard rock. Y eso, en cuestión de guitarras eléctricas, era como que comparasen a un motorista con Valentino Rossi. En estos nuevos Pantera, el cantante Phil Anselmo era la imagen, pero Dimebag Darrell era el corazón.

El éxito solamente duraría un par de discos más: la drogadicción de Anselmo y su carácter intratable —incluyendo no pocos numeritos lamentables en los directos o la exigencia de viajar separado de sus compañeros de grupo— hicieron que el mal ambiente imperase dentro de la banda. Los hermanos Abbott, que más allá de la marihuana y el alcohol se oponían al uso de otras drogas más duras, ni siquiera sospechaban que Alselmo se inyectaba heroína hasta que el vocalista tuvo su primera sobredosis durante un concierto. La situación se hizo insostenible y finalmente el grupo dejó de existir, pero la separación no ayudó a suavizar la tensión interna, que se hizo externa y bien visible para el público. Anselmo por un lado y los hermanos Abbott —sobre todo Vinnie— por el otro, ocuparon páginas y páginas lanzándose acusaciones y culpándose mutuamente de la separación del que había sido uno de los grupos más exitosos del planeta. Phil Anselmo, muy especialmente, se encargó de elevar el tono de la disputa mediática hasta niveles francamente desafortunados, llegando incluso a hablar de asuntos familiares de los Abbott ante los periodistas. La verdad es que daba toda la impresión de ser un tipo desagradable y cuando decía en la prensa ciertas cosas estaba sembrando la semilla para la imagen nefasta que muchos antiguos seguidores de Pantera tienen ahora de él. Hablamos de frases como «Darrell merece recibir una severa paliza». Cuando se produjo el asesinato de Dimebag, claro, la gente recordó las declaraciones avinagradas de Anselmo y de manera muy particular sus aparentemente malintencionadas alusiones a la violencia física contra Darrell. Muchos le acusaron de haber contribuido indirectamente a que el asesino se decidiese a tirotear al guitarrista, entre ellos Vinnie Paul y el resto de la familia Abbott, o Rita Haney, la novia de Darrell desde los tiempos del instituto. La familia, de hecho, prohibió expresamente la presencia de Phil Anselmo en el entierro. El vocalista respondió con un vídeo público en el que expresaba su pesar por el asesinato, aunque sobre el vídeo hubo opiniones para todos los gustos: desde quienes pensaban que se trataba de un pésame sincero hasta quienes veían una mala «interpretación» de Anselmo o una muestra más de su continuo afán de protagonismo. Para gustos, colores.

 

Lo cierto es que el pistolero esquizofrénico que asesinó a Darrell lo hizo por causa de sus delirios, y en contra de lo que muchos quisieron creer, parece que el asesinato tenía poco que ver con la separación de Pantera o con los ataques verbales de Phil Anselmo a Darrell. Aun así, tanto Vnnie Paul como Rita Haney siguieron culpando indirectamente a Anselmo: si sus declaraciones no habían provocado este ataque, bien podrían haber provocado otro con iguales consecuencias. Y eso que, ya antes de que Dimebag muriese, su carácter risueño y amigable era un secreto a voces dentro del mundillo musical. Todo el que lo conocía solía describirlo como un tipo alegre que tenía ganas de divertirse y que aceptaba fácilmente a la gente en su círculo, siendo tremendamente sociable. Al menos en las entrevistas, donde hablaba con un fuerte e inconfundible acento tejano, daba la impresión de ser un tipo bastante tranquilo. No podía decirse lo mismo de Phil Anselmo, claro. Así que los seguidores de Pantera, a poco que conociesen la historia de la banda, iban a tardar poco en elegir al malo de la película. Vinnie Paul vio cómo tiroteaban a su hermano pequeño ante sus propios ojos y siempre se encargó de recordar que las palabras de Anselmo habían traspasado muchos límites. Vinnie Paul y Phil Anselmo no han vuelto a dirigirse la palabra desde entonces. En cuanto a la antigua novia de Darrell, tampoco estaba dispuesta a perdonar a Anselmo hasta que se lo encontró casualmente entre los asistentes a un concierto y decidió dejar atrás los rencores. Ella ha intentado después suavizar las cosas entre Vinnie y Phil Anselmo, pero el mayor de los hermanos Abbott, a día de hoy, continúa sin perdonar al cantante.

Otro que se ha mostrado interesado en una posible reconciliación es el guitarrista Zakk Wylde, amigo muy cercano del difunto Darrell. Wylde se ha ofrecido a ocupar el puesto de guitarrista en una posible reunificación de Pantera, aclarando que sería «una manera de homenajear a Dimebag, no una manera de que yo intente ocupar su lugar». Y nadie tiene dudas de que Wylde desea sinceramente homenajear a Dimebag, porque la estrecha amistad y el respeto mutuo que había entre ambos son bien conocidos por todos y han sido incluso aireados por el propio Vinnie Paul, quien ha calificado a Wylde como «un hermano». Dado que en más de veinte años no ha surgido una nueva banda metálica con la capacidad de impacto que tuvo Pantera en su día —en cierto modo, fueron para el metal la «última gran banda», como Guns N’Roses lo fueron para el rock—, la posibilidad de verlos actuar en vivo es algo que provoca la excitación y curiosidad de mucha gente. Aunque otros pensemos que la idea no tenga demasiado sentido en lo musical, es cierto que como homenaje podría ser emotivo. Pero claro, tal cosa es impensable mientras perdura la mala sangre de Vinne Paul hacia Anselmo. Además, el batería insiste en que «reunir Pantera sin mi hermano sería una estupidez y no voy a hacer algo estúpido solamente para hacer feliz a la gente».

Nosotros nunca sabremos qué pasó exactamente entre todos ellos, al menos más allá de las declaraciones que quedaron en negro sobre blanco en los medios y que, francamente, dejan en el peor lugar posible a Phil Anselmo. Pero líbrenos Dios de juzgar lo que no conocemos con exactitud. Ahora solamente nos queda recordar a uno de los mejores guitarristas de las últimas dos décadas, un apasionado de la vida y de la música que siempre afirmó que quería ser enterrado en un ataúd de Kiss… y lo fue. Su familia cumplió el deseo, porque Darrell jamás había perdido ni un ápice del amor hacia el grupo de su infancia y jamás había dejado atrás su fascinación por la mitología del heavy metal. Así que para terminar este recuerdo y siguiendo con ese amor a la mitología del rock, narremos un detalle emotivo. Tras el salto de Pantera a la fama, Dimebag Darrell había trabado amistad con uno de sus grandes ídolos, Eddie Van Halen. Como buen fan, le pidió a Van Halen una réplica exacta de su famosa guitarra «Bumblebee», que ya no se fabricaba. Solamente unos meses antes del tiroteo de Columbus, Eddie Van Halen le prometió una copia y de hecho había llegado a encargar su construcción, pero cuando se produjo el asesinato la réplica estaba sin terminar. Entonces, Eddie Van Halen simple y llanamente cedió su guitarra Bumblebee original para que Dimebag fuese enterrado con ella, algo que sin duda habrá hecho feliz a aquel chaval adolescente que quería ser como Van Halen y que terminó en un ataúd de Kiss junto a la guitarra de su ídolo. Descansa en paz, Dimebag. O no descanses; a fin de cuentas te has llevado la guitarra de Eddie contigo… será cuestión de sacarle partido allá donde estés.

En agosto de 2014, si le hubiesen dejado, Dimebag Darrell habría cumplido cuarenta y ocho años. No volverá a haber otro.

 

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