[Live Review] DEATH ANGEL EN CHILE: UNA NOCHE DE THRASH CLÁSICO

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Lunes 8 de abril 2024 Teatro Coliseo

La cita en el teatro Coliseo, uno de los recintos por excelencia para las reuniones de metal extremo, resultaba enormemente inspiradora: cuatro bandas, cada una exponente de lo que sería el eje musical de la noche, thrash metal acelerado y endemoniado, anticipaban una noche agitada.

La primera banda en subir al escenario fueron los nacionales Dezaztre Natural, un cuarteto que ejecuta un sólido y colérico thrash metal con tintes crossover, todo un lujo musical. Los muchachos llevan poco más de diez años de carrera, tiempo en el que han publicado cuatro álbumes, y este año lanzarán su quinto Lp.

Abrieron el show con un adelanto del disco “Violencia Perpetua”, el corte ‘Unión’, donde pudimos constatar la solides de cada uno de sus integrantes: Max Campos una bestia en batería, Carlos Elio con carácter en la voz, René Faine dominante en el bajo y con un aporte vocal perverso, e Ignacio Tupper, dueño de una guitarra veloz y virtuosa. ‘Nuevo Orden Mundial’ y ‘La Bandera de la Muerte’ mantuvieron la dinámica, un sonido thrash crossover directo y potente. ‘Marihuana’, el siguiente en el setlist, tenía una vibra callejera, violenta, donde el juego vocal entre Carlos y René le dio un carácter brutal y gutural. ‘Sobredosis’, también de su próximo trabajo, ejemplifica la dinámica y la presencia del cuarteto, Max en batería es crucial y la ejecución de Ignacio en guitarra acelera a niveles endemoniados. Fue uno de los destacados. ‘Violencia Perpetua’, también otro adelanto, tuvo un ritmo más sosegado, las voces construyen una crudeza musical la que intercala con pasajes de velocidad inhumana, aquí la calidad del cuarteto no dejó dudas. El cierre, después de treinta minutos de música, fue con ‘Engendro del Nivel’, de su segundo álbum, y fue en lo alto. Acelerado, brutal y lleno de locura, luciéndose para poner fin a una presentación propia de su carrera musical y que plasmó la fiereza de la banda. Ellos son una agrupación ya establecida en la escena, con una firmeza propia de la cantidad y de la calidad de sus trabajos. Los pocos asistentes a esa hora disfrutamos su presentación. Grande Dezaztre Natural.

A las siete de la tarde, con suma puntualidad, fue el turno de la segunda banda en el programa: los estadounidenses Bat. El trío cuenta con dos integrantes de Municipal Waste; Ryan Waste, en bajo y voz y Nick Poulos en guitarra, a los que se suma el baterista Chris Charge. Los muchachos tienen un Lp publicado y este año editaran su segundo larga duración. Su show fue una muestra inequívoca de thrash speed metal de altísimo nivel.

Su setlist fue un tránsito por sus poco más de once años de carrera musical, lleno de fiereza y velocidad. Abrieron con una ráfaga musical: ‘Ritual Fool’, ‘Master of the Skies’ y ‘Code Rude’ elevaron la temperatura y plasmaron la tónica de su propuesta: canciones cortas, directas, Waste y Poulos sólidos en sus ejecuciones, una guitarra filosa y un bajo monolítico, mientras Charge desborda velocidad y precisión.

‘Wild Fever’ continuó con la masacre, originando tibios mosh y dando pie al exceso de los fanáticos, ‘You Die / Long Live the Lewd’, dos cortes unidos, aumentaron la intensidad y la entrega, mientras que ‘Rite for Exorcism’ fue un momento más apaciguado, denso y pesado.

‘Bloodhounds’, el siguiente, fue un temazo, un thrash veloz y perverso. ‘Wings of Chains / Rule of the Beast’, dos canciones unidas intercalados por unos oscuros solos de guitarra, el primero más metal rock y el segundo crossover thrash, ambos buenos en su armonía. ‘Ice’, el siguiente, fue un corte pesado más que veloz, denso, con el lucimiento de Charge en batería desplazándose a un ritmo más acompasado, dejando a Waste y Poulos a cargo de la crudeza. El público, ya en mayor número, respondía con locura frente a cada canción.

Con más de medio show encima, la banda se encargó de cerrar su primera presentación en territorio nacional con seguridad y eficacia. ‘Streetbanger’, ‘Cruel Discipline’ y ‘Total Wreckage / BAT’ fueron los elegidos para, después de cuarenta minutos de música, poner punto final a un show potente, veloz y propio del nivel de los artistas sobre el escenario. Bat es un trío afiatado y dejó en claro que es una banda gigante con pocos años de carrera.

Los siguientes en subir al escenario fueron los canadienses de Exciter, una banda clásica de los ochenta; entre los años 80 y 92 lanzaron seis de sus once álbumes, los que han sido publicados a lo largo de sus diecinueve años de carrera. Toda una institución del metal.

Su presentación fue perfecta, convenciendo y enloqueciendo a los fanáticos, gracias a un setlist preciso y poderoso. ‘Stand Up and Fight’, ‘Heavy Metal Maniac’ e ‘Iron Dogs’ fueron una carta de presentación radical: speed thrash metal clásico. Dan Beehler en la batería es crucial, marca los ritmos, y además canta. Allan Johnson en el bajo es preciso y firme. Daniel Dekay, el joven guitarrista, es un aporte en energía e interpretación. ‘Heavy Metal Maniac’ fue un corte cantado por todos, veloz y acelerado, mientras que ‘Iron Dogs’ fue crudo y negativo, con sonido a metal antiguo, una suerte de Celtic Frost más heavy.

‘Pounding Metal’ y ‘Violence & Force’, los siguientes del setlist, continuaron con la locura, la velocidad y la efervescencia del público, el que mosh tras mosh transparentaba el fanatismo por la banda. El cierre fue con ‘Long Live the Loud’ e ‘Iron Fist’, este útimo un cover de Motörhead.

Un show perverso, majestuoso, con canciones magníficas, contando incluso en una parte con la participación de los integrantes de Bat cantando. Una muestra única de thrash speed demoledor e insuperable. Exciter resultó ser una banda espectacular, la que en una hora de show dejó en claro que es un power trío arrollador.

El cierre de la jornada fue puntual, una constante de la noche, cuando a las 21:30 Death Angel subió al escenario. Los estadounidenses llevan publicando música desde el año 1988, con un intervalo de diez años, retomaron la actividad musical el año 2004, y no han parado. Se trata de un quinteto clásico de thrash metal.

Abrieron con ‘Lord of Hate’, una canción conocida, thrash metal rápido y crudo, buena batería, dos guitarras sólidas, el bajo es pesado y la voz intensa. Siguieron con ‘Voracious Souls’, otro corte famoso, el que con intervalos entre aceleración y pesadez enloqueció al Coliseo, fue uno de los destacados. El siguiente, ‘Seemingly Endless Time’, me recordó a Slayer en su primer disco, thrash metal medio heavy en la voz, fue una buena canción. ‘Buried Alive’ cerró una primera entrega brutal, un track más pesado, menos acelerado, aunque a ratos toma una velocidad inhumana, vuelve a la pesadez inicial, y el cierre es memorable, luciéndose Mark Osegueda en voces y Will Carroll en batería.

‘3rd Floor’ fue un thrash a otro ritmo, mezcla de densidad con ferocidad y con buenas interpretaciones de sus dos guitarras, Ted Aguilar y Rob Cavestany. ‘I Came for Blood’, el sexto del setlist, fue acelerado desde un principio, una muestra de thrash letal. La guitarra de Cavestany se luce en un corte demoledor.

‘The Dream Calls for Blood’ fue épico, pues Osegueda articuló un íntimo y valioso discurso, mientras que la música fue una amalgama de metal al estilo Death Angel, otro destacado. ‘The Moth’ y ‘Humanicide’ continuaron con la enajenación, tanto de la banda como del público, con intervenciones destacadas de Damien Sisson en bajo, Carroll en batería y una voz única por parte de Osegueda, dos cortes feroces. En cuanto a interpretaciones, nombres propios los de Aguilar y Cavestany, sus guitarras son indómitas.

‘Absence of Light’ contó nuevamente con una amigable introducción del vocalista, con un mensaje profundo y llenó de simbolismos para los fanáticos, la canción mantuvo la chispa de violencia. ‘Aggressor’ fue una muestra de thrash metal rápido y furioso, el que a ratos se vuelve pesado y a otro compás, más sosegado, siendo una línea musical propia de la banda. Su propuesta es segura, consolidada y clásica, permitiendo que la banda se luzca en sus interpretaciones. ‘Caster of Shame’ y ‘Relentless Revolution’ fueron dos cortes brutales, llenos de crueldad y que enloquecieron al público. ‘Truce’ y ‘The Ultra-Violence / Mistress of Pain’ fueron la antesala del final del show, plasmando la irracionalidad propia del quinteto, destacando las guitarras, las que se erigen como murallas sónicas que avanzan avivadas por una base musical, bajo y batería, igual de potente y dominante. La sensación es de estar presenciando un espectáculo único. El cierre fue con ‘Thrown to the Wolves’, aquí el vocalista pidió demencia, desborde, liberación del metal y fuerza para un mosh de locura, cuestión que se cumplió con creces. Fue un cierre en lo alto.

Durante las muchas intervenciones de Mark Osegueda, hizo mención a la importancia de los fanáticos en la escena del metal, así como al hecho de que en un día lunes asistieran y llenaran un concierto de música extrema. Así pasó Death Angel y su historia, sin dejar de lado las otras tres inolvidables agrupaciones de la noche. A las 23:10 se cerró una jornada especial con un acto clásico de una escena: Death Angel, de San Francisco, Bay Área, thrash death metal.

Review por: Felipe Reyes

Fotografías por: Francisco Aguilar

 

 

 

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