[Live Review] W.A.S.P. en Chile, el regreso de los hijos bastardos del rock
Viernes 02 de mayo 2025 Teatro La Cúpula
Ya llegó el día más esperado para muchísimos fans del shock rock maldito: un viernes negro en que el circo eléctrico de Mr. Lawless abre sus puertas al infierno sonoro que llevamos esperando por décadas. Tras veinte años de espera (demasiados años de espera para mi gusto), regresa el rugido de la bestia. El lugar elegido es la mítica cúpula del Parque O’Higgins, una especie de Movistar Arena pero en versión mini, con una excelente acústica y un hermoso entorno que poco a poco se transformaba en un templo de oscuridad y decibeles. La banda elegida para dar comienzo a esta función de este circo maldito es ENIGMA, banda icónica que cultiva un Heavy Metal con tintes progresivos, que con casi 35 años de carrera ha dado que hablar dentro de nuestra nutrida escena nacional. Como decían por ahí, nada hacía presagiar que veríamos uno de los shows más importantes e intensos de este 2025… ¡con ustedes, sangre, sudor y W.A.S.P.!
A eso de las 19:40 de la noche se apagan las luces y saltan en escena los elegidos para dar comienzo a la función… ENIGMA, liderados por su guitarrista Álvaro Paci, periodista de una larga trayectoria, quizás para muchos conocido por su trabajo en los medios, pero también un eximio músico de las seis cuerdas. Y en las voces, un histriónico Nelson Montenegro a cargo del micrófono, que me sorprendió bastante porque era mi primera vez viendo esta formación. Mucha nostalgia en 40 minutos de show, haciendo un breve repaso de su extensa carrera con temas como: Los 33, Sirvientes del dinero (verdadero clásico de la banda, de su EP Espacios Vacíos de 1995), Niebla, El lado oscuro del cielo, Lo que va a venir, Laberinto. Para este tema, Voces disidentes, salta en escena Toño “Lobito” Corvalán, conocido por su trabajo en la batería de Chancho en Piedra y ex vocalista de la banda, mostrando que aún queda manjar en ese tarro… tremendo registro que se mantiene intacto con los años. Continuaron el show con los temas El camino del dolor y cerraron su presentación con Inquisidor, dejando quizás para muchos (me incluyo) la sensación de que un par de temas más no habrían estado mal. Pero bueno, una excelente presentación. Estuvieron a la altura, sin dudas, para lo que se venía a continuación: el caos, la leyenda… y el fuego eterno de W.A.S.P.
Dan las 9 de la noche y las luces se apagan, y comienza la intro de “The End” de The Doors. Se apagaban veinte años de espera para los devotos de este circo eléctrico que está por comenzar… Aparece el ídolo carmesí en escena, partiendo con el mítico I Wanna Be Somebody, desatando la euforia de la masa de bangers y adictos al rock venenoso y al hueso de Blackie Lawless, dando inicio a un repaso en vivo del icónico disco W.A.S.P. del año 1984, tocado en su orden original… Impagable e inolvidable. Continuando con bombazos como L.O.V.E. Machine, The Flame, B.A.D., School Daze, Hellion, en el cual se encabrona Blackie con alguien del público y llama a sus músicos, y se va, dejando a todos helados, por los que conocen el carácter de Mr. Lawless. Cabe destacar que antes del show sale en escena Tío Chargola, advirtiendo que la banda no aceptaba que nadie traspase la línea de seguridad y que, si lo hacían, sería sacado del show… Pero idiotas sobran. Por suerte, el entuerto se arregló y continúa el show con Sleeping (In the Fire), On Your Knees, Tormentor, The Torture Never Stops; sin duda, ya el público caía rendido a los riffs infernales de Doug Blair, quien en momentos no hizo extrañar para nada al maestro Chris Holmes, uno de los mentores de esta obra maestra. También destacar el bajo electrizante de Mike Duda y un monstruo en la batería como lo es Aquiles Priester. Ya continuando en el show, después de un breve receso, sale otra batería de éxitos tras la intro The Big Welcome, que nos invitaba a ser parte de este sórdido y extraño circo, con el medley del disco Inside the Electric Circus (1986), con los temas Inside the Electric Circus / I Don’t Need No Doctor / Scream Until You Like It, en un medley increíble y tocado como los dioses. Debemos destacar un par de cositas: primero, el sonido en sala y de la banda… ¡ESPECTACULAR! Y lo otro, por sobre la voz de Blackie, que usa playback o refuerzo sonoro es absolutamente falso; su calidad vocal está inalterable, como en los viejos tiempos de gloria de la banda. Un lujo. Ya entrando en lo que sería próximo al cierre del show, se venía mucho más shock rock para los oídos de los asistentes, que ya estábamos entregados en esta performance del mismo infierno; otro medley repasando y conmemorando otra placa clásica de la banda como lo es The Headless Children (1989), con los temas The Real Me / Forever Free / The Headless Children, otro aciertazo de este setlist de lujo, homenajeando a lo que fue la primera y más exitosa etapa de la banda, lo cual a modo personal agradezco. Ya para el cierre se guardaban los dos últimos cartuchos provenientes de su exitoso The Last Command (1985)… Wild Child, otro verdadero clásico de la banda, el cual se coreó a rabiar por una cúpula que amenazaba con venirse abajo por la potencia de esta rebeldía sonora. Y para concluir, con otro golpe directo al mentón, Blind in Texas era el encargado de dar término a esta retorcida función del circo bizarro de Mr. Lawless, maestro de ceremonia de este ritual.
Y así terminó la función: sucia, gloriosa, infernal. W.A.S.P. no vino a entregar nostalgia, vino a prender fuego al pasado y a recordarnos por qué fueron, son y seguirán siendo leyenda. La espera valió cada maldito segundo. Sonaron con fuerza, con clase, con una fiereza intacta. Blackie no necesita demostrar nada, pero aún así, nos voló la cabeza.
Para muchos fue revancha, para otros una primera vez inolvidable. Pero para todos, fue una noche escrita con sangre, sudor y heavy metal del más puro. Que no pasen otros veinte años… porque el infierno nos necesita ahora.
Review por Octavio Ramos
Fotografias gentileza de: Rubén Gárate (@brutal_pebre_ en Instagram).