[Live Review] DARK ANGEL EN CHILE: EL RETORNO DEL ANGEL INMISERICORDIOSO

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30 de noviembre 2023 Teatro Cariola

Para que a una banda de thrash metal se le apode como “Cafein Of The Machine” es porque definitivamente en su tiempo sobrepasaron los límites establecidos por este género que se le conoce por no tenerlos, pero Dark Angel fue mucho más allá logrando destacar por llegar a tal extremo con su disco Darkness Descends, que es el que precisamente conmemoraron anoche (y que este año cumplió 37 años de existencia) en teatro Cariola a cargo Chargola Producciones.

La bestial jornada comenzó con los locales de D1straught quienes abrieron las puertas del infierno con toda la agresividad de Violence in my City para luego seguir con la inicialmente tenebrosa pero pesada Majestic Twelve. Alzando una bandera negra, demostrando su descontento por las injusticias sociales, suena fuerte Protesto, canción que nos recuerda los inicios de la banda para embestir con Bajo Control. Mientras tanto, el público que iba llegando al evento se acercaba al escenario para animar y presenciar el show de los muchachos. Su destacada presentación terminó con la punzante Russian Roulette.

Llego el turno de unos colosos del metal nacional, Nuclear. Apenas la banda se plantó en el escenario, empezaron los gritos de los asistentes para escuchar ese feroz sonido que solo ellos pueden evocar. Así que empezaron a desmembrar cabezas con Confront, Dolo y Kiling Spree. La banda demostró tener un gran dominio sobre el escenario y el total aprecio del público por su trayectoria, y es que después de seguir con Facing towards you y Violence that burns, la gente quería más de ellos y no defraudaron para nada, logrando prender la mecha de la insurrección y el desorden en todos los que estábamos ahí. Aprovecharon de homenajear a Death con el cover Evil Dead, que sonó increíble. La banda culminó su sólida presentación con dos brutales temazos: Belligerence y Apátrida.

La oscuridad ha caído sobre Santiago y Dark Angel da inicio a la aniquilación con un estridente doble bombo a cargo de la máquina Gene Hoglan para empezar con la impetuosa We Have Arrived, un himno al espíritu del thrash, al mismo tiempo que el público recibe a la banda con una desquiciada euforia encendiendo una bengala en medio del mosh. Una apertura extremadamente salvaje y la exhibición de lo excesiva y mortal que sería la presentación de estas bestias californianas. Suena un arpegio que es interrumpido por un sonido dominante y mordaz, es Time does not heal la que nos lleva a las más recónditas pesadillas de una mente perturbada y la pérdida total del control, lo mismo que el público ya había perdido para ese entonces.

Antes de seguir con el siguiente tema, el vocalista Ron Rinehart se dirigió al público para rememorar a Jim Durkin, guitarrista fundador de la banda que partió de este plano en el mes de marzo para tributarlo con Never to Rise Again. La banda se mostró muy cercana con sus fans, acercándose muchas veces al público generando que estos se abalanzaran unos sobre otros para poder saludar a los músicos.

Pasando por su disco Leave Scars, tocaron la densa pero maniaca No One Answers y The Death of Innocence, una canción de un aura enferma y malévola que estuvo perfectamente interpretada por la desgarradora voz de Rinehart.

Llega el momento en que la banda remueve la lápida maldita para desenterrar desde lo más profundo del averno al mítico álbum Darkness Descends, una de sus creaciones más grotesca, violenta y de un sonido únicamente esquizofrénico. La primera canción, del mismo nombre del disco, acrecienta la locura de los presentes bajo el ritmo de unas ensordecedoras y mortíferas guitarras a cargo de Eric Meyer y Laura Christine.

Con The Burning of Sodom se desencadenó el caos; no sé cómo pudimos salir ilesos ante una cadencia de semejante letalidad y velocidad, con unos riffs que se enterraban como esquirlas en la piel. Le siguió Hunger of the Undead que fue otra monstruosidad colérica que quebró el cuello de los oscuros expectadores.

La tenue introducción de bajo de Merciless Death, a manos del señor Mike González, fue una advertencia de que la masacre continuaría hasta que el ángel oscuro expulsara todas las blasfemias de su clásico de 1986. Y todavía quedaba la mitad del repertorio, así que lo único que quedaba era ponerse de pie y aguantar los golpes.

En Death Is Certain (Life Is Not) se pudo apreciar el insuperable poderío y alta técnica de Hoglan en la batería que lidera en todo momento la canción complementado de los tormentosos solos de Meyer. Hubo unos momentos de respiro para solo agitar cabezas al son de la terrorífica Black Prophecies que nos auguraba el terrible destino en el que un día pereceremos.

El último track, Perish in Flames, fue la destrucción total; la banda lo dejo todo en el escenario y el público derrocho toda su energía en el último mosh; la dupla Meyer/Christine en las cuerdas fue avasalladora e imbatible, era increíble verlos tocar a esa velocidad.

Y fue así como el ángel vengativo se despidió de nuestro país para volver al abismo al que pertenece, desplegando sus gigantescas y tenebrosas alas sin antes sentenciarnos a una espeluznante muerte.

Review por: Rocío Muñoz

Fotografías por: Rubén Gárate (brutal_pebre_)

 

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