[Live Review] VADER: GIRA ANIVERSARIO DE LOS 40 AÑOS

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Rbx cobijó uno de los mejores shows de lo que va de año. Para la bestia polaca, 40 años no es nada.

Domingo 05 de noviembre 2023

La reunión inició con puntualidad. La primera banda en presentarse fueron los nacionales de Resilient. Se trata de un cuarteto santiaguino que despliega un death metal abrumador y violento, en sintonía con lo hecho por Slayer en sus primeros discos, sin embargo, tienen un registro propio que les da un rigor musical penetrante y muy veloz. A esa hora de la tarde, cerca de las seis, fuimos pocos los que nos deleitamos con la crudeza de su setlist, que consistió en ejecutar de forma íntegra el Ep “The Art of Resilience”. Una intro oscura preparó el primer golpe, ‘The Dark Room’, muy buen death metal, excelente corte, partes rápidas se mezclan con partes más lentas, creando una buena combinación entre potente, pesado y demencial, es uno de los temas destacados. ‘Vomiting Blood’, el siguiente, es death metal de entrada, y lo es durante buena parte de la canción, al finalizar tiene un quiebre que lo lleva, nuevamente, a ser pesado y descomunal, otro destacado. ‘Black Clouds’ tiene un sonido cercano a un death metal americano, con buena forma y singularidad, aquí nuevamente hay toques de lentitud le dan más robustez, y la voz es precisa para la propuesta. ‘Searching for Balance’ es un corte bestial y espectacular, uno de los puntos altos de la banda y la antesala del cierre. Cerca de las 18:30, Resilient puso fin a su presentación con un cover que le da mucho sentido a la propuesta de la banda: ‘Die by the Sword’ de Slayer; la misma esencia y solidez. Muy buena banda, le falta tener más material.

La segunda banda en presentarse fue Undertaker of the Damned, directo desde La Serena. Ellos son un quinteto ya consolidado en la escena nacional. Su propuesta es brutal e inclemente de principio a fin. Un death metal feroz, con tintes black y que arrasó con la, a esa hora, algo más llena Sala Rbx. La carnicería inició con ‘Mortuus in Aeternum’, un corte sanguinario y demoníaco, un comienzo virulento, elevadísimo en vehemencia y crudeza. De entrada, la presentación dejó en claro el peso de la banda serenense. Le siguió ‘Exorcismo’, la matanza death metal que la banda ejecuta se vuelve inhumana, extrema, intensa y veloz; los asistentes, exaltados y sacudidos por la entrega, celebramos la contundencia. ‘Vómito Negro’ es otro momento de demoledora lucidez, la solidez y presencia del quinteto se refleja en la ferocidad de sus composiciones, es otro corte destacado. ‘Summoning Sathanas’, el siguiente, es una muestra de death metal anticristiano feroz y tóxico, destructivo y letal. ‘The Horde of Dibbuk’ continúa con un nivel de contagiosa locura; los asistentes, ya en mayor número, en desenfreno generalizado, y posesos de la contundencia musical, se suman a la sacrílega ceremonia. ‘Las Marcas de la Muerte’ tiene un nivel de contundencia tal que me recordó algunos pasajes de Suffocation, pero con la distinción que le da la carga de la propia creación, fue un corte imponente. ‘Celebramos la Muerte’ puede resumirse con una frase dicha por del vocalista: “el Diablo está con nosotros” fue el grito que le dio sentido a la reunión, a la destrucción y a la felicidad entre los fanáticos. ‘1975’ cerró la sesión de Undertaker of the Damned, poco más de 40 minutos de devastación y cruento death metal, alegorías demoníacas referentes a la historia de una banda afianzada, que reflejan una discografía y una carrera musical con cimas oscuras y nefastas. Grande Undertaker of the Damned.

 

Minutos después de las 8 de la tarde fue el turno de la tercera banda nacional: Diabolvs, joven proyecto death metal compuesto de consolidados artistas de la escena extrema nacional. Con solo un Ep publicado el año 2020, se erige como un bloque sólido de death metal arcaico y directo. ‘Temple of Hypocrites’ abrió el set, con un ritmo pausado, al principio, toma niveles brutales de velocidad y una ejecución vocal gutural y anticristiana. Es una banda sólida en todas sus líneas y con la experiencia escénica de sus integrantes. ‘Killing My Enemies’ sigue la línea, intenso death metal, de nivel y con mucha densidad. ‘Deceiver Christ’, siguiente tema, es un adelanto de su próximo trabajo, es potente y rápido, me recordó a algunos artistas gringos de la escena, muy buen corte. ‘Diobolvs’ es igual de gutural, mantiene la densidad musical y, ya con más público, incrementó la barbarie y contagió de forma inmediata, todo fue demencia y posesión. ‘Sick of the Cross’ es otro adelanto, incrementa el nivel, es violento, muy gutural, anticristianismo potente y devastador. ‘The Ancestral Spirits Claim Their Kingdom’ es la antesala del final de la presentación, intenso, feroz, irreligioso y demoledor. Por último, ‘Rite of Consecration’, dejó una sensación caótica y extraña: fue como si se abalanza una muralla de sangre, posesa e infernal, llena de horror y podredumbre. Cerca de las 20:40 de la noche la banda se despidió, ya con un espacio repleto, y con nadie indiferente de la calidad de la presentación.

Con puntualidad la enorme cima musical polaca subió al escenario de la sala Rbx, y todo dejó de ser igual y conocido, el aire, pesado y denso, las respiraciones aceleradas, la impaciencia generalizada y algunos bailes frenéticos y alocados se apoderaron del lugar. ‘Decapitated Saints’, un clásico, dio inicio a la celebración de 40 años de una de las muestras más fascinantes y poderosas de death thrash metal. El setlist continuó con ‘The Wrath’ (primer tema en sacar mosh); ‘Chaos’ (genial en vivo, inigualable); ‘Vicious Circle’ (potente y descarnada); ‘Dark Age’ (más y más locura y velocidad); ‘The Crucified Ones’ (con mucha onda, mosh tras mosh la demencia ya era generalizada); ‘Silent Empire’ (fue brutal); ‘Sothis’ (espectacular e imparable); Black to the Blind (el mosh fue eterno y la pasión de los fanáticos generaba interacciones de común afecto con la banda); ‘Carnal’ (otro clásico de envergadura); ‘Wings’ (igual, (o peor), que la anterior, death thrash potente, y con el mejor final del show); ‘Cold Demons’ (más y más bestialidad); ‘Epitaph’ (un genial cambio de ritmo, un corte cruel, algo más lento, intenso y con un mosh de manía); ‘Dark Transmission’ (simple: sanguinaria y maníaca); ‘This Is the War’ (rápido death thrash de primer nivel); ‘Helleluyah!!! (God Is Dead)’ un clásico moderno eterno y poderoso; ‘Triumph of Death’ (una avalancha de sonido y crudeza). ‘Shock and Awe’ podría haber sido un final glorioso y lleno de perversión (la banda dejó el escenario después de su interpretación), sin embargo, algo más nos tenía reservado la banda. Con ‘Hell Awaits’ de Slayer (el círculo musical de los sonidos extremos se entrelaza con las raíces) la banda se despidió de Chile.

Mientras sonaba en los parlantes, a modo de broma, la Marcha Imperial de la Guerra de las Galaxias, la banda agradeció al público (los niveles de enajenación fueron acordes a la cita) y prometieron volver nuevamente. Se cierra una nueva jornada de sonidos extremos, de calidad compositiva, de brutalidad y desplante. Disfrutamos y fuimos testigos de 40 años de música y de lucha para mantener en lo alto una de las muestras más brutales de la escena global. Espero volver a verlos.

Review por: Felipe Reyes

Fotografias por: Rubén Gárate (@brutal_pebre_)

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